![Ramiro Pozzo](/archivos/cronistas/cronista-8-th.jpg)
Balónmano en la Provincia de Buenos Aires
![Ramiro Pozzo](/archivos/cronistas/cronista-8-th.jpg)
![Balónmano en la Provincia de Buenos Aires](/archivos/noticias/noticia-30.webp)
La liga provincial de Handball, su importancia deportiva y cultural que entrama identidad bonaerense.
Para quien lo mira de reojo es una especie de cruce entre fútbol y básquetbol. Un deporte de equipo que se juega con pelota, como nos gusta a los argentinos. Tiene arco y arquero, pero la pelota se pica, y se hacen goles con la mano. Cometer un ful en el momento justo es motivo de felicitación, pero hacerlo tarde es un error que se paga caro. Una atajada a veces se celebra más que un gol. Hay penales, tiros libres, tarjetas amarillas, expulsiones, entretiempos, laterales, asistencias, golazos. Los referís son profesionales contratados, pero los planilleros, meros simpatizantes voluntarios, uno por cada equipo. En el handball, o balonmano hay pasión, hay aguante y es cien por cien amateur.
Este popular desafío de siete contra siete lleva más de cien años de existencia en el mundo y más de sesenta en el país, pero en pocos lugares se vive como en Buenos Aires.
En decenas de clubes, en canchas con o sin tribunas, todos los sábados, domingos y a veces días laborales desde temprano a la mañana hasta entrada la noche hay partido. Se presentan equipos de damas y de caballeros de categorías minis, infantiles, menores, cadetes, juveniles y juniors desde la división A hasta la D. También los mayores, la “Liga de Honor” con sus divisiones Oro, Plata, Primera, Segunda y Tercera. Familiares, amigos, parejas, vecinos acuden en masa a apoyar al equipo de su barrio y a sus jugadores. Rara vez faltan elementos improvisados para hacer ruido suficiente como para alentar a los propios o intimidar a los ajenos.
La Federación Metropolitana de Balonmano (FEMEBAL) nuclea equipos de la Ciudad de Buenos Aires y hasta cien kilómetros alrededor de la región metropolitana. El año próximo cumplirá sus primeros 50 años y con sus veinte mil handboleros o balonmaneros es la federación más grande, no solo del país sino de todo el continente americano. Nuclea a la mayoría de los clubes campeones a nivel nacional y gran parte de los Gladiadores, selección nacional masculina y de La Garra, selección femenina, se curtieron antes en clubes bonaerenses.
La liga que organiza FEMEBAL comienza en febrero y termina casi en las fiestas navideñas. Afilian más de ciento veinte equipos aportados por clubes de barrio, escuelas, municipios y sindicatos, y clubes grandes con tradición futbolera protagonizan más de setecientos partidos por fin de semana.
La Influencia inicial llegó de la mano de clubes alemanes, entidades fundadoras del handball. Sin ir más lejos, de la Sociedad Alemana de Gimnasia de Villa Ballester surgieron los hermanos Simonet y Martina Romero de la Sociedad Escolar y Deportiva Alemana de Lanús Oeste (SEDALO). Pero también otros clubes aportaron sus estrellas. San Fernando a Ignacio Pizarro y a Juan Bar, el Colegio Ward a Pedro Martinez, Cid Moreno a Antonela Mena. La lista sigue y es larga.
Claro que, como en otros deportes, la mayoría de estos hoy juegan en clubes de Europa. Pero nacieron deportivamente en Buenos Aires. “Se está trabajando en convenios con universidades para que terminen de estudiar acá. En un deporte amateur no se puede hacer otra cosa.”, reconoce Gustavo Malventano, presidente de la federación y también vicepresidente primero de la Confederación Argentina de Handball (CAH).
Para Malventano, “El handball es popular porque se juega en los colegios, y aunque hay una gama de instituciones con distintas carencias no es una actividad inaccesible.” FEMEBAL se nutre a través de las cuotas federativas que pagan los clubes a principio de año. Además de la cuota, los jugadores pagan seguro médico. Las lesiones son gajes del oficio y no es raro tener que operarse la rodilla por rotura de ligamentos cruzados.
Para alivianar el esfuerzo de las familias, la federación busca aportes privados. Los espónsores aportaron el año pasado sesenta millones de pesos, no solo en dinero sino en provisión de indumentaria, traslados, pelotas, y el característico “pega”, una resina que los jugadores se aplican a las manos para que no se les escape la pelota y en las suelas de las zapatillas para no resbalar.
“Hacemos lo máximo posible de aportes privados posible para que no repercuta tanto en la cuota de los chicos.” Explica Malventano. “Por eso hacemos una cuota accesible. Cuando empezó el año todos esperaban un 180% de inflación y nosotros hicimos un 50 y el resto lo vamos prorrateando en tres o cuatro veces para que el impacto no sea tan fuerte.”
Este año será especialmente desafiante, vaticina el presidente: “Entendemos que el 2024 no será para ganar sino para tratar de no perder. Perder significa perder jugadores. Si la federación se puede sostener económicamente y podemos mantener lo que tuvimos el año pasado de chicos para nosotros ya es un triunfo”
En años anteriores, el balonmano se televisaba por TYC Sports y eso constituía una fuente más de ingreso económico. Luego, la transmisión pasó a hacerse por DEPORTV, hasta que la pandemia hizo lo suyo.
Este año la perspectiva es distinta. FEMEBAL creó su propia productora: FemebalTV, con equipos de filmación y relatores propios. “Como ahora escasean recursos en DEPORTV, nos dan el espacio y nosotros salimos con producción propia”, explica Malventano.
Pero FEMEBAL no es la única liga de la provincia. A los clubes del norte noroeste del Gran Buenos Aires los afilian AsAmBal y AsBalNor, a los del sur y sudoeste ASBal y ABSoBA, en la costa atlántica, AsABal, y también está la Asociación Bahiense, la Pehujense y la Pampeana. “Estos clubes están más apartados y les cuesta más movilizarse, pero le ponen garra.” Asegura Malventano.
Desde que las “Kamikazes” ganaron el oro en los Juegos de la Juventud en Buenos Aires, 2018, también cobró popularidad el Beach o balonmano playa, una variación del handball jugado en cancha de arena y con algunas reglas originales. Hay goles que valen doble como los de arquero o cuando se convierten dando una vuelta de 360 grados en el aire. Argentina es protagonista en todas las competencias internacionales. Los jugadores vienen del handball tradicional, pero claramente es “otro deporte”.
El año ya arrancó. La mayoría de los clubes hacen pretemporada, con entrenamientos intensivos y algunos días en doble turno con vista al torneo de liga que empieza en marzo. Pero ya se está jugando la Copa de Campeones, con los equipos ganadores de los campeonatos de descenso; y luego viene el “Super 8”, un torneo de dos fines de semana disputado entre los 8 equipos mejores clasificados del 2023.
El balonmano no da descanso. Y a cambio, rara vez decepciona.