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Cincuenta años de peregrinación a “La Casa de la Madre de Todos”

Ramiro Pozzo
Ramiro Pozzo
Cincuenta años de peregrinación a “La Casa de la Madre de Todos”
08/10/2024

Por Ramiro Pozzo 


“Nadie es guacho en Luján. La Virgen es la mamá de todos.” Gustavo Daniel García es comunicador y Director de La Voz de San José, medio de comunidad de la Parroquia de San Jose liderada por los curas villeros y perteneciente al obispado de San Justo. Gustavo participa y colabora en la organización de la peregrinación anual de su parroquia desde La Matanza. “Caminar a Luján solo es hacer media peregrinación. Es algo comunitario, algo que tenés que hacer con otros. A veces te retrasás porque uno se queda o porque otro se lesionó o se tiene que volver. Parás juntos a comer, invitás a otro, conocés. Te ayudan a vos. Te sirven agua, te alcanzan una fruta, te preguntan cómo estás. Se charlan sobre cosas de la vida. Es un espejo de la vida.” 

Con la llegada del ferrocarril en 1864 se podían recorrer los 60 kilómetros desde la capital del país hasta Villa de Luján y volver en el día. Las visitas de fieles al Santuario de Nuestra Señora de Luján se fueron multiplicando. Tanto que un tres de diciembre de 1871, coincidiendo con el fin de la epidemia de la fiebre amarilla en la Ciudad de Buenos Aires, decenas de miles de peregrinos acudieron a dar su agradecimiento a la Virgen. 

En el siglo XX, las romerías no cesaron. A brindar tributo, acudían gauchos de a caballo, círculos de obreros, colectividades de inmigrantes, parroquias, movimientos juveniles y familias. Y cada vez más lo hacían a pie.

La relación de amor entre los argentinos y la Virgen de Luján se afianzó aún más a partir de 1975, con la peregrinación juvenil. Bajo el lema: “La juventud peregrina a Luján por la patria”, entre veinte y treinta mil caminantes llevaron sus pedidos y sus promesas a la Madre que los esperaba. La iniciativa del padre Rafael Telo se repetiría cada primer domingo de octubre y se convertiría en una de las manifestaciones más importantes de cultura popular cristiana. 

Aún en los años de dictadura era la única manifestación popular permitida. En el 76, el lema era: Los hermanos sean unidos. “La peregrinación siempre apostó a la unidad de los argentinos, a entendernos como hermanos.” Cuenta Gustavo. Este año la peregrinación cumple medio siglo de vida y se espera la participación de cerca de dos millones de creyentes tanto como ateos. “Peregrinar es un símbolo de la vida. Arrancás con toda la fuerza, en el medio decidís con quien caminar, a quién acompañar. En las villas y barrios populares decimos que hay que mirar al que está al costado del camino.”  

Cada parroquia se organiza con los micros, acompañamiento, paradas. comidas. Sesenta kilómetros a pie se hacen en doce, quince, más horas. El que no está en condiciones de hacer la caminata por una cuestión de salud o edad puede ayudar en la organización o hacer de “Servidor”. Se para al costado del camino y ofrece asistencia, comida, una palabra de aliento a los transeúntes. “El servidor es más que un peregrino. porque deja el protagonismo en otro. Sirve al otro. Es una figura muy importante. Hay una comunidad que se organiza para caminar. Y el que va por fuera también es parte porque siempre se va a encontrar con un vaso de agua que le da un Explorador, un Boy Scout, alguien de otra parroquia. Siempre vas a tener alguien que te aliente.” 

La obra de la Parroquia San José se enmarca dentro del trabajo que lleva adelante el Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de Capital y Gran Buenos Aires. La dirige el Padre Nicolas “Tano” Angellotiti. Desde sus inicios en 2018, el crecimiento fue exponencial. Dieciocho mil personas comen en sus comedores. Se han construido y desarrollado jardines de infantes, escuelas primarias y para adultos, centros de oficios, institutos de enfermería, profesorados de educación física, tecnicaturas varias, orquestas populares, un club con nueve sedes, hogares para chicos y para ancianos, cooperativas, una mutual, granjas recuperación de adicciones y la lista sigue. El Padre Tano lidera también la peregrinación de esta comunidad parroquial a Luján.

El lema de este año será: “Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad.” Se encontrará el que no tiene buen calzado con el que viene con calzas, gorro y protector solar. Y se intentará llegar como sea. “En ese final de la vida que es el final de la peregrinación nos damos fuerza entre todos. Y hay lágrimas, y felicidad. Te aparece mucha gente. El que no está, el que está en el cielo, rezás por tu enfermo, los enfermos de otro. No tiene comparación. Es una gran fiesta que nos damos todos los años.  En vísperas de la peregrinación número cincuenta, Gustavo arriesga una analogía con los tiempos que vivimos: “La unidad es la bandera que tendríamos que tener todos los que somos buenos. No puedo hablarte de la peregrinación a Luján sin pensar en la Argentina. “La peregrinación a Luján es la foto del país que nosotros queremos. Es la gran mesa de los argentinos.”