
El Vicente López: un colegio con mucha historia


Un breve recorrido por las 3 últimas décadas del Siglo XX.
- “Ingresé al Vicente López en el 73 dando examen de ingreso, era una escuela pública muy solicitada, en un momento en que las escuelas privadas- salvo las parroquiales- eran muy exclusivas o era para chicos y chicas repitentes, con algunos problemas sociales. La escuela de calidad era la escuela pública con la concepción de un lugar democrático donde interactuaban jóvenes de diferentes sectores sociales e intereses”, relata emocionada Adriana Taboada, militante de Derechos Humanos en la Comisión por la Memoria, Verdad y Justicia de Zona Norte, psicoanalista, perito en juicios de Lesa Humanidad y ex alumna y ex compañera y amiga de Leticia Veraldi, Gerardo Szerzon y Leonora Zimmermann, víctimas del Terrorismo de Estado.
- En Agustín Álvarez 1438, a media cuadra de la Avenida Maipú y a cuatro de Puente Saavedra, está la Escuela de Educación Secundaria N°6 Juan Pablo Duarte y Diez. Ya en la década del 70 cientos de adolescentes cruzaban la General Paz desde diferentes barrios porteños para estudiar y formarse en ese colegio tan especial.
- LOS 70: DE “HUBO UN TIEMPO QUE FUE HERMOSO” A “LOS AMIGOS DEL BARRIO PUEDEN DESAPARECER”
- En 1972, todavía bajo la dictadura de Lanusse, había actividad política pero no mucha. Un año después, ya en democracia, el colegio fue tomado por los estudiantes en contra del rector De Lucca, acusado de ser miembro de los Servicios de Inteligencia de la Marina.
- Fue un punto de inflexión. La actividad del Centro de Estudiantes- que estaba en formación- se intensificó.
- Esteban Español aportó su análisis sobre el hecho: “la efervescencia política fue in crescendo. El Vicente López siempre había sido un colegio politizado, pero ese año fue muy intenso. Ingresé en 3° año a mediados del 72, venía del Nacional Belgrano, donde había empezado a militar en el Frente de Lucha de Secundarios primero y luego en la Juventud del Partido Revolucionario de los Trabajadores que más tarde se denominó Juventud Guevarista. También había compañeros peronistas de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y del Partido Comunista Revolucionario (PCR)”.
- La “primavera camporista” fue breve pero vivida muy intensamente por los estudiantes que vivían sus primeros amores y estaban convencidos de que iban a cambiar el mundo. Apenas unos meses después, el sueño se convirtió en pesadilla, especialmente después de la muerte de Perón, cuando en agosto de 1974 su viuda designó a Oscar Ivanissevich como ministro de Educación con “el objetivo de terminar con el caos y la infiltración marxista en el sistema educativo”.
- “En el 75, con el avance de la represión y de la Triple A, la actividad política fue mermando”, concluye con amargura Español.
- Taboada evoca sus primeros años en el colegio hasta que la voz se le quiebra. “En el 76 fue tremendo el cambio en la escuela. Primero se produce el Golpe, a los pocos días secuestran a un tío “postizo” mío y a mi compañero de división Gerardo Szerzon junto con su hermano que aparecen asesinados a las pocas horas. También se llevaron a Leticia Veraldi. Leti era mi compañera de banco durante 3 años. Todo mi mundo se empieza a caer. Se van sucediendo los hechos y en la escuela
- se instala un clima absolutamente opresivo y el silencio. Circulaba la información de que la vicerrectora estaba pasando nombres”.
- Taboada brindó precisiones al respecto: “El Vicente López es una de las escuelas que cuenta con mayor número de desaparecidos, hemos contabilizado 25. Siempre hacemos el recorte de los 7 que fueron secuestrados siendo estudiantes de la escuela, pero por sus aulas pasaron 25 compañeros que fueron asesinados o detenidos desaparecidos, algunos egresaron, otros estuvieron menos tiempo. Esto muestra cuál era el perfil del colegio”.
- LOS 80: “LA ERA ESTÁ PARIENDO UN CORAZÓN”
- Durante la década del 80, aún en dictadura, el Vicente López siguió manteniendo prestigio académico y el ingreso mediante examen era difícil a punto tal que la mayoría de los postulantes se preparaba en los mismos institutos privados que quienes aspiraban a estudiar en el Buenos Aires o Pellegrini. Muchos iban desde la Capital Federal, y no sólo desde los barrios de Saavedra, Nuñez o Belgrano, también desde Palermo e incluso Recoleta.
- El Vicente López enamoraba a propios y “extraños”. No sólo por su buen nivel educativo. Eran un conjunto de cualidades las que provocaban el amor a primera vista. Una de ellas que fuera mixto porque en Capital Federal los únicos con esa característica eran los que dependían de la Universidad de Buenos Aires.
- El doctor en antropología (CONICET), Alejandro Grimson, analiza con nostalgia y amor su adolescencia en el Vicente López: “en 1982 en el cole comenzó una primavera que duró por lo menos hasta 1985, que fue el año en que egresé. Por un lado, surgió el Centro de Estudiantes, primero clandestino porque estaba prohibido por la dictadura. Nos reuníamos de manera clandestina a la tarde-noche, hacíamos asambleas afuera del colegio, se planificaba la revista El Tábano, interactuábamos con otros centros de estudiantes. Ya en democracia y con la legalidad organizamos el centro adentro del colegio, eligiendo de manera oficial el cuerpo de delegados. Antes, durante el último año de la dictadura, por hacer lo mismo, 8 compañeros fueron sancionados con 24 amonestaciones. Hubo una solidaridad enorme de parte de la gran mayoría de los estudiantes que durante todos los recreos hacían sentadas de protesta reclamando y cantando “sentados, sentados por los amonestados”.
- La primavera democrática de los primeros años de Alfonsín penetró con mucha fuerza en el Vicente López. El patio del colegio estaba permanentemente invadido de política y arte. Se debatía sobre Marx, Perón, Alfonsín, el Che y Gandhi, pero también sobre Saura, Buñuel y Fellini.
- “Yo no viví en el colegio la parte más represiva de la dictadura que fueron años tremendos. Después en 1983 con las elecciones y la Democracia- que fue realmente una sensación de liberación impresionante- recuerdo la apertura y participar del Centro de Estudiantes. Una de las primeras cosas que hicimos fue la medida de fuerza de sentarnos en el patio y en el pasillo de la entrada frente a rectoría para pedir que se eliminen los uniformes para los varones y el guardapolvo blanco para las chicas. Y lo conseguimos. Eso también fue una sensación de liberación”, asegura Soledad Villamil, destacada actriz y cantante.
- “Recuerdo las actividades culturales del Centro que para mí fueron muy fundantes porque yo tocaba la flauta y hacía música y enseguida se armó un grupo y tocábamos en fiestas y en festivales del colegio. Fui delegada de mi división, creo que cuando estaba en 3° y 4°año, en 1984/85. También recuerdo muchas discusiones políticas, sobre todo entre la izquierda, la UES y los radicales que eran más que todo alfonsinistas. Mucho debate”.
- “En el colegio había muchos estímulos para volcarnos al arte, fundamentalmente se daba entre los mismos compañeros. Muchos estudiantes hacían música y eran muy buenos.
- Uno de ellos, unos años mayor que yo, era Diego Frenkel (La Portuaria). Algo que era muy lindo es que mediante un programa del colegio teníamos la posibilidad de ir a presenciar los ensayos del Teatro Colón y yo iba junto a 2 compañeros que hacían música: Alejandro Terán y Axel Krieger”, asegura Villamil.
- Consultado por “Identidad Bonaerense” sobre sus años como estudiante en el Vicente López, el doctor en Sociología (CONICET), Daniel Feierstein, hace hincapié “en dos momentos diferentes experimentados en esa etapa: del 81 a 83 de una dictadura que estaba en retroceso y por lo tanto el inicio de la actividad militante (que en mi caso fue a comienzos del 82), poco antes de Malvinas, con los primeros momentos de la creación del Centro de Estudiantes del Vicente López (CESVIL) y después, dos años de esa primavera democrática alfonsinista en que sentíamos que nos comíamos el mundo”.
- Todavía durante la dictadura, en junio de 1983, el CESVIL fue uno de los centros de estudiantes que organizó y convocó a marchar al ministerio de Educación para reclamar el boleto estudiantil, la legalización de los centros de estudiantes y las materias previas en julio. Feierstein resalta su altísimo nivel de participación: “nunca más hubo esa masividad, aproximadamente el 50% del turno mañana se movilizó”.
- Pocos meses después otro hecho político de dimensiones consolidó la constitución del CESVIL: un sábado a la mañana 350 estudiantes participaron de la primera asamblea general para aprobar el estatuto, el programa y elegir al presidente del centro de estudiantes. Se llevó a cabo en la calle Edison, una cortada que daba a la escuela, paralela a la Avenida Maipú y perpendicular a la calle Agustín Álvarez. Un militante comunista de 4° año se impuso de manera aplastante a uno de la Franja Morada de 5°. La FEDE tenía unos 20 militantes y enorme influencia pese a que el Vicente López, mayoritariamente se había convertido al alfonsinismo como casi todo el progresismo argentino.
- Con respecto al cuerpo de profesores, las personas entrevistadas coincidieron en que muchos eran fríos, distantes y autoritarios y que los resabios de la dictadura no se terminaron de un día para otro, pero que algunos fueron cálidos y humanos. Feierstein recuerda particularmente a Elena Blaustein, profesora de castellano y latín y a Oscar Edelstein “el responsable de que yo haya seguido la carrera de Sociología”. Y concluye tarareando lo que se cantaba mucho durante el último año de la dictadura: “Ya todos saben que el colegio está de joda, Blaustein rectora, Blaustein rectora”.
- El Vicente López y el CESVIL marcaron una huella profunda en la vida de cientos de adolescentes. Después de más de 35 años de egresar, Villamil reflexiona sobre su paso por el colegio: “jugó un rol clave en mi vida, la primera clase de teatro la tomé ahí porque estaba vigente el Plan XIII que consistía en la posibilidad de asistir a contra turno a clases de apoyo y de ajedrez y de teatro. Ese Taller de teatro que daba Sergio Dángelo fue muy importante, un antes y un después en mi vida, una gran revelación”.
- Los 90: “JOSÉ MERCADO COMPRA TODO IMPORTADO”
- En la década del 90 todo cambió en el Vicente López. En primer lugar, el clima de época era muy diferente después de la caída del Muro de Berlín a nivel mundial y del “aggiornamento” de Menem y su deriva neoliberal en Argentina. La Revolución había dejado de ser un sueño eterno y la hegemonía post moderna era arrasadora. En segundo lugar, en 1991 el Gobierno Nacional sancionó la ley 24.049, transfiriendo a las provincias la administración de los servicios educativos públicos de nivel secundario y terciario desentendiéndose de su financiamiento.
- “Entré al Vicente López en el 92 y para mí fue un gran cambio y muy formador porque venía de un colegio privado. Había hippies con intereses artísticos, pero también muchos para los cuales lo principal era la cama solar y el boliche. En ese contexto había una pequeña porción de gente politizada. Recuerdo haber ido con una compañera a una marcha contra las privatizaciones y también que había muchas huelgas. El contexto menemista y frívolo marcó mucho esa época del colegio. Recuerdo que había pibes que eran habitués a la cama solar y al mismo tiempo vivían en un monoblock. Eso me shockeó mucho”, responde desde París, donde reside hace 25 años, el compositor de música clásica contemporánea Gabriel Sivak.
- Dedicada a mis queridos profesores Elena Blaustein, Silvia Cartasso, Oscar Edelstein y Guillermo Llanos (ajedrez) y a innumerables ex compañeros y amigos; y muy especialmente a todas las compañeras y compañeros del Vicente López víctimas del Terrorismo de Estado.
- EL PROFE
- En 1984 recientemente recibido de profesor, Oscar Edelstein se inscribió para ser docente de Historia en el Vicente López y ese mismo año lo convocaron para ejercer una suplencia. “Mi primer encuentro con el Vicente López fue en 1975 y me deslumbró. Yo iba al Comercial de San Isidro, una escuela mucho más estricta, más represiva, incluso en el 75 con un control férreo del uniforme y del pelo, y el Nacional era un mundo totalmente diferente, como era el mundo juvenil de los 70, no solamente por la vestimenta sino principalmente por las actividades, la forma de organizar la vida social y recreativa en el colegio”. Edelstein da más detalles sobre su amor a primera vista con ese colegio: “conocí al Vicente López porque mi novia era compañera de banco y muy amiga de Leonora Zimmermann, una de las estudiantes que en 1976 fue secuestrada por el Terrorismo de Estado. Leo era absolutamente reservada con su militancia política, no hablaba, mantenía bien el encuadre de época de su organización, la Juventud Guevarista, pero sí teníamos muchas charlas de tipo político, de tipo teórico, me pidió libros prestados. Era una persona extremadamente sensible con una habilidad artística impresionante. Su familia impulsaba todo tipo de actividad artística como cerámica, pintura. Era una familia muy interesante”.
- Edelstein nos relató sus vivencias como profesor: “nuevamente me ocurrió lo mismo, me encontré con pibes muy activos, no sólo en términos políticos sino también sociales, culturales, artísticos. Tengo lindas anécdotas de ese 1984: “el acto por el 25 de mayo lo organizó el Centro de Estudiantes y de casualidad la dirección de la escuela me encargó a mí que sea el profesor que dé el discurso. Los pibes me propusieron que hablara desde el balcón de las catacumbas y ellos me escucharon con carteles desde abajo, en el patio, haciendo una escenificación del 25 de mayo de 1810”.
- El docente, ya jubilado, rememora con orgullo que colaboró con el Centro de Estudiantes en el primer acto que organizó en homenaje a los estudiantes detenidos desaparecidos del colegio realizado el 23 de octubre de 1984 y que luego ese evento se instauró institucionalmente como Jornada por los Derechos Humanos. Ese año concurrieron referentes de Derechos Humanos como Augusto Conte y Graciela Fernández Meijide y artistas como Soledad Silveyra.
- MAXIMILIANO TORRES