Identidad Bonaerense

Menú

Las muchachas bonaerenses olvidadas por la historia

Laura Guarinoni
Laura Guarinoni
Las muchachas bonaerenses olvidadas por la historia
10/12/2024

Treinta y cinco mujeres trabajadoras - obreras, costureras, docentes, amas de casas- fueron las primeras legisladoras bonaerenses. Comandadas por Eva Perón, fueron el reflejo de la irrupción de las mujeres en el ámbito político público. La dictadura de 1955 las persiguió y las sumergió en el olvido y sus figuras recién en los últimos años comienzan a ser recuperadas como cuadros políticos fundamentales de nuestra historia.

Por Lau Guarinioni

Norma Egan, Iris González, Edith Ronchi, Haydee Hermida, Vilma Rossia de Rodríguez, Isabel Duco, Haydee Ferrara de Pardo, María Isabel Conde de Parravicini. Son nombres casi desconocidos para la mayoría de los bonaerenses. Sin embargo, se trata de mujeres, de políticas, que hicieron historia en la provincia. Son solo ocho de las treinta y cinco primeras legisladoras electas para representar a los y las bonaerenses (en 1951 y 1955). Durante muchos años sobre ellas cayó el olvido, por su doble condición de mujeres y de peronistas (la autodenominada Revolución Libertadora de 1955 proscribió y persiguió a los cuadros de ese partido). Sin embargo, desde hace unos años varias historiadoras e investigadoras realizan un importante trabajo para recuperar sus trayectorias políticas y sociales. 

Un equipo de investigadoras del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires publicó recientemente el libro “Muchachas bonaerenses. Las primeras legisladoras de la Patria” en el que cuentan las historias detrás de cada uno de esos nombres. Éstas deben ser miradas en conjunto para entender la historia del ejercicio de los derechos políticos de las mujeres, que este año cumplen 77 años. Soledad Guarnaccia, coautora del libro aseguró a Identidades Bonaerenses: “Hay que mirarlas de manera colectiva porque fueron parte de un proyecto colectivo. Pudimos reconstruir ese período a partir de sus figuras, pero son miles y miles de mujeres que formaron parte de esta gran movilización política”.

La Ley 13.010, que se promulgó en septiembre de 1947, durante el primer mandato del presidente Juan Domingo Perón, suele reconocerse como un hito porque instituye el voto femenino. Sin embargo, su alcancé es aún mayor porque reconoce por primera vez los derechos políticos de las mujeres. Entre estos no sólo se encuentra poder elegir a sus representantes, sino que también está poder ser elegidas como tales. Ser protagonistas de la historia.

La politóloga e investigadora del CONICET Carolina Barry aseguró que “en esos años, Argentina contó con un proceso de movilización masiva de mujeres, único en su historia”. En su artículo “Chicas de provincias argentinas: notas sobre la inclusión y representación femenina en legislaturas y convenciones constituyentes entre 1951 y 1955” describió cómo fue el vuelco multitudinario de las mujeres a la política: “Las mujeres comenzaron a ocupar cada vez más el espacio público. Implicó encontrar a las chicas de provincia en lugares impensados, adquiriendo poder y visibilidad. Se las veía y escuchaba en las calles arengando, cantando, militando, haciendo actos, afiliando, fiscalizando, ayudando, disputando espacios de poder”.

EL PARTIDO PERONISTA FEMENINO (PPF)

El proceso que se abre a partir de 1947 sienta las bases para la participación política de las mujeres, y son las peronistas, con Eva Duarte de Perón a la cabeza, las que abren el paso en todo el país. Sancionada la ley, al poco tiempo se despliega con fuerza la organización política de las mujeres en torno al Partido Peronista Femenino (PPF), creado y conducido por Eva a partir de 1949.

El rol de la primera dama fue fundamental. Según Guarnaccia, llegaron a investigar a las primeras legisladoras de la patria a partir de la revisión del trabajo político de Eva. “Desde los feminismos populares, en los últimos años, repensamos la figura de Eva Perón. Teníamos muy presente su trabajo social, en la Fundación, incluso su vínculo con la CGT, pero no teníamos tan claro o no era parte de las memorias más masivas, todo su armado del Partido Peronista Femenino”, reflexionó.

El PPF fue un partido autónomo formado solo por mujeres. Llegó a tener 3.600 unidades básicas en todo el país, solo en la provincia de Buenos Aires había 800. En los años previos a las elecciones el partido colaboró con el Estado en censar a las mujeres. Eva eligió 24 delegadas censistas, una por provincia, que realizaron el trabajo y van a ser protagonistas del  armado político en cada una de las provincias para las elecciones subsiguientes. 

“En escasos dos años de actividad partidaria, las mujeres llegaron de manera excepcional a la primera elección en que participaron; el resultado puede medirse en el 63,97% de votos femeninos que obtuvo el partido oficial el 11 de noviembre de 1951”, aseguró Barry en su artículo “Entre Mercante y Aloé. Recorrido político de las peronistas bonaerenses (1946-1955)”, publicado en 2022. 

Entre las principales figuras de la provincia de Buenos Aires de entonces se encontraba Elena Caporale, esposa del entonces gobernador Domingo Mercante, y Catalina Allen, la delegada censista de ese territorio. Ninguna fue candidata a legisladora porque en 1951 hubo un quiebre dentro del peronismo bonaerense pero ambas fueron fundamentales para el partido y también son poco recordadas.

Eva no solo organizó el partido, sino que eligió a cada una de las mujeres que integraron las listas y hasta negoció los lugares. El partido presentó sus propias candidaturas en las elecciones de 1951 y 1954. Debido a su organización autónoma, el 33 por ciento de todos los cargos obtenidos por el peronismo debían corresponderle. Los otros dos tercios eran para los sindicatos y para los políticos hombres. 

Las peronistas son las únicas mujeres que ingresaron a ocupar cargos de representación institucional porque es el único partido -a excepción del Comunista y el Socialista- que incorpora mujeres a sus listas, a pesar de la inexistencia de la posterior ley de cupo. La Unión Cívica Radical (UCR), el principal partido de la oposición, no presentó candidatas mujeres. “Todas las peronistas entraron porque fueron ubicadas en lugares en que podían entrar. No las mandaron a la cola como un lugar testimonial”, señaló la integrante del Instituto de Cultura de la provincia.

Por su parte Barry apuntó que cuando irrumpió la dictadura en 1955, el Congreso contaba con un 23,31 por ciento de mujeres en sus bancas, todas pertenecientes al peronismo. Pasaron muchos años, para que se iguale y supere ese porcentaje.

ESAS MUCHACHAS BONAERENSES

El proceso ocurrido a nivel nacional tuvo su correlato a nivel provincial con la sanción de la Ley provincial Nº 5241. En las elecciones del ´51 y del ´55 ingresaron a la Legislatura provincial y al Congreso Nacional las primeras 35 mujeres en ejercer la representación del pueblo de Buenos Aires. Pero,  ¿Quiénes eran esas muchachas?

Eran amas de casas, modistas, costureras, docentes, empleadas u obreras textiles o ladrilleras. Todas tenían en común el pertenecer a la clase trabajadora. “La gran novedad que introduce el peronismo en esta gran movilización de mujeres en la política es que no eran mujeres ni de las clases altas, ni mujeres que habían accedido a instancias de formación. Eran todas mujeres trabajadoras que fueron convocadas por primera vez a ocupar esos roles institucionales bajo la conducción de Eva Perón. Tenían, además, una enorme conciencia de que estaban dando un paso que no había sido nunca antes dado”, planteó Soledad Guarnaccia.

En el libro “Muchachas” cuentan que Isabel Duco, una de las senadoras provinciales que provenía de Hurlingham, continuó trabajando en la fábrica textil “Italar” luego de ser electa: “Hubo un tiempo en que era las dos cosas, obrera y senadora. En la fábrica trabajaba hasta las 15 y a la tarde en la legislatura”. Otro caso interesante, que recupera Barry en su bibliografía, es el de Edith Ronchi. Era la esposa del cuidador de caballos de Perón, Juan Carlos Esquer y “un día Evita un día la llamó y le preguntó: ´Negrita, ¿vos sos leal?´, ´Sí, señora´, contestó, Evita continuó: ´Esta es la mujer que necesito´”, recuperó la historiadora.

Como era de suponer, la mayoría de legisladoras no tenían experiencia previa ocupando cargos de representación política, y quienes lo tenían no eran a tamaña escala como la que suponía la representación provincial. Buenos Aires entonces, al igual que ahora, era un territorio político muy significativo, donde se disputaba mucho poder, y estas mujeres lo hacían de igual a igual con los hombres. Cuando llegaron a ocupar las bancas debatieron sobre temas fundamentales para la sociedad y no fueron relegadas únicamente a las cuestiones menores.  “Las legisladoras van a disputar el sentido de la política, de la organización del partido y del movimiento peronista en general”, resaltó Guarnaccia.

PERSECUSIÓN Y OLVIDO

Así como las legisladoras provenían de un origen en común, la mayoría comparten un final similar: la persecución política y el olvido. Como el resto del peronismo fueron sometidas a un gran disciplinamiento a partir de 1955. Como hemos marcado, para estas legisladoras hay un plus: el componente de género. Van a ser perseguidas, acusadas, interrogadas, encarceladas, exiliadas y muchas de ellas no volverán a volcarse a la actividad política nunca más.

De acuerdo con la investigación que hizo el equipo bonaerense, en los diarios de sesiones de entonces se ve que “las acusaban de ser mujeres que no estaban preparadas para ocupar esos roles, porque no tenían trayectoria previa, porque eran mujeres trabajadoras, mujeres del pueblo que no tenían ningún antecedente de los que la política validaba para ocupar estos roles”. 

Guarnaccia señaló que es el mismo  argumento que se ve en los expedientes de las comisiones investigadoras - órgano institucional creado por la Revolución Libertadora para perseguir y disciplinar al peronismo-, en los interrogatorios y en las acusaciones que les hacen.  “Se las indagaba sobre si habían presentado o no un proyecto de ley, por sí escribían ellas sus discursos o se los escribía otra persona. Se las presenta como instrumentos manipulados de un régimen autoritario. No de ser protagonistas de algo que era muy trascendente para la época como era la primera vez que las mujeres participaban de la política institucional y del Estado”, afirmó la investigadora. 

Ese es el carácter diferencial que va a tener la persecución a las mujeres peronistas. Se las va a acusar de haber sido manipuladas, de responder a otros, que obviamente eran varones. Se intentará quitarles su propia politicidad, su importancia como cuadros políticos del peronismo.

A la persecución le siguió el olvido. Barry, quien investiga hace 20 años diferentes aspectos de las formaciones femeninas en la década del 40 y 50, contó a este medio que cuesta mucho acceder a ésta historia: “Ha sido un trabajo de elaboración muy ardua, de mucho tiempo. La mayoría de los archivos que he podido consultar para hacer mis trabajos de investigación son archivos personales, los reservorios nacionales no cuentan con ese tipo de información. Es casi un trabajo de espionaje el que tuve que hacer.” La investigadora pudo entrevistar a algunas de las primeras legisladoras, la mayoría de ellas hoy muertas, pero aún así observa que hay muchos huecos por completar en la historia de esos años.  

Barry señaló que el olvido y desconocimiento de las mujeres peronistas fue también por parte de los propios compañeros: “Estaban invisibilizadas aún para los protagonistas varones de la época. Cuando publiqué mi libro Evita capitana, en el año 2006, se contactó conmigo la secretaria de Antonio Cafiero y me dijo que él no sabía la importancia que habían tenido las mujeres en ese momento. En ese entonces él era ministro.” 

Recién hoy las primeras legisladoras de la Patria parecen comenzar a salir del destierro al que las condenó la historia. Todavía queda mucho camino para recorrer en el conocimiento y reconocimiento de estas mujeres, cuadros políticos que sin dudas fueron fundamentales para la provincia y la nación.